Comentario
Los "géneros literarios" en nahuatl
El examen de un considerable número de composiciones, que con fundamento pueden atribuirse a la tradición prehispánica, lleva a distinguir dos tipos principales de géneros literarios. Por una parte están los cuícatl, vocablo que se ha traducido como canto, himno, o poema. Por otra parte se hallan los tlahtolli, término que significa palabra, palabras, discursos, relación. Si se quisiera establecer, con todas las limitaciones del caso, una cierta comparación con las producciones literarias en lenguas indoeuropeas, diríamos que los cuícatl corresponderían a las creaciones poéticas, dotadas de ritmo y medida, en tanto que los tlahtolli serían comparables a las expresiones en prosa. Pero como, por encima de comparaciones, interesa precisar los principales rasgos característicos de los cuícatl y tlahtolli, a ellos atenderemos a continuación. Después trataremos de las diferentes especies de composiciones que integran la gama de variantes, tanto de cuícatl como de tlahtolli. Los cuícatl, como dijo el forjador de cantos Ayocuan Cuetzpaltzin, del interior del cielo vienen; son inspiración y también sentimiento. En ellos afloran los recuerdos y el diálogo con el corazón. El ritmo y la medida, y a veces asimismo la entonación acompañada por la música, son sus atributos exteriores. En las culturas antiguas fue frecuente que las composiciones sagradas, conservadas por tradición oral, tuvieran en la medida y el ritmo auxiliares poderosos que facilitaban su retención en la memoria. Entre los nahuas fue muy amplia la gama de creaciones con estas características, implícitamente evocadas por la voz cuícatl. Categoría literaria distinta es la que, con otro concepto también genérico, describieron los nahuas como tlahtolli: palabra, discurso, relato, historia, exhortación. En el término tlahtolli se comprendía todo aquello que, no siendo pura inspiración o recordación poéticas, se ofrecía como fruto de inquisición y de conocimiento en diversos grados sistemáticos. Entre las principales maneras de tlahtolli que cultivaron los nahuas pueden percibirse marcadas diferencias, expresadas por ellos con vocablos distintos: los huehuehtlahtolli, palabras o discursos de los ancianos; los teotlahtolli, disertaciones divinas o acerca de la divinidad, incluidas muchas veces en los mismos huehuehtlahtolli; los yeinuecauh tlahtolli, relatos acerca de las cosas antiguas, o también ihtoloca, lo que se dice de algo o de alguien, versión nativa de lo que llamamos historia; los tlamachilliz-tlazolzazanilli, que literalmente significa relaciones orales de lo que se sabe, es decir leyendas y narraciones ligadas muchas veces con tradiciones de contenido mitológico; los in tonalli itlatalhtollo, conjunto de palabras acerca de los destinos en función del tonalámatl (calendario adivinatorio), los nahuallahtolli (de nahualli y tlahtolli), conjuros, aquellos que pronunciaban los que se dedicaban a la magia. Principales atributos de los cuícatl Entre los rasgos más característicos de este género de expresión en nahuatl sobresalen los siguientes: a) Distribución de su texto en varios conjuntos de palabras que cabe designar como unidades de expresión.
b) Existencia de varias formas de ritmo y metro. c) Una estilística que abarca tanto las formas de estructuración interna como ciertos procedimientos, entre ellos los paralelismos, empleo de determinadas metáforas y otros rasgos que hacen inconfundibles estas formas de composición. A continuación pasaré a describir cada unos de estos atributos.
En lo que toca a las unidades de expresión, varían éstas en la extensión con que aparecen en manuscritos como los ya mencionados de la Colección de Cantares Mexicanos, Romances de los Señores de la Nueva España, Códice Florentino... En algunos casos las unidades de expresión están constituidas por una sola línea; en otros, por dos o tres, o aun por más líneas. Hay un elemento que ayuda mucho a distinguir las diferentes unidades de expresión de los cuícatl. Éste es la presencia de varias sílabas no-léxicas que ostentan el carácter de exclamaciones o interjecciones. Entre esas sílabas no-léxicas son frecuentes éstas: aya, iya, huiya, ohuaya... Otro elemento que marca, de modo más tajante, el término de una unidad de expresión está constituido por el signo que indica párrafo distinto o por una sangría o indentación de la línea que sigue a la unidad anterior.
Teniendo a la vista unos y otros indicadores de las unidades de expresión de los cuícatl, importa preguntarse por los criterios seguidos generalmente en la traducción de estas composiciones, sobre todo cuando se fraccionan las unidades de expresión que aparecen en los manuscritos y se las convierte en versos y estrofas al modo de los poemas en las distintas lenguas europeas. Quizás la mejor forma de ejemplificar esto sea aducir el texto de la primera unidad de expresión de un cuícatl, incluido al comienzo de los Romances de los Señores de la Nueva España. Se transcribe primero, sin cambio alguno en su unidad de expresión, y en seguida tal como lo incluyó el doctor Ángel María Garibay, especialista en este campo, en su edición de ese manuscrito. Ofrezco en ambos casos el texto en nahuatl con su traducción castellana:
Tla oc tocuicaca tla oc tocuicatocan in xochitonalo calite za ya atocnihuani catliq y ni quinamiqui can niquitemohua ya yo ca qon huehuetitlan ye nica non ohuaya ohuaya. Cantemos pues, sigamos el canto, en el interior de la luz y el calor floridos, oh amigos, ¿Quiénes son? Yo los encuentro, allí donde los busco, así, allá junto a los tambores, ya aquí están. Ohuaya, ohuaya24. Veamos ahora la presentación que de este texto hace Garibay: . Tla oc toncuicacan, tla oc toncuicatoacan, in xochitonalo calitec, aya
antocnihuan,
¿Catlique?
in niquic namique
canin quintemohua:
quen on huehuetitla
ye nican ah. Ohuaya ohuaya Cantemos ahora,
ahora digamos cantos
en medio de la florida luz del sol,
oh amigos,
¿Quienes son?
Yo los encuentro
en donde los busco:
allá tal cual
junto a los tambores.25
Como puede verse, la distribución en versos introducida por Garibay en lo que constituye una unidad de expresión en el manuscrito original está guiada por un criterio que, en este caso, es fácilmente perceptible. Para distribuir el texto en líneas o versos se ha atendido al paralelismo que existe en varias de sus frases.
Esto es visible en las líneas 1-2, 4-5, 6-7, 8-9 que, de un modo u otro, expresan ideas paralelas o de complementación. Excepción sería la línea 3 que, al aparecer entre dos pares de frases paralelas, queda por sí misma diferenciada. Como el mismo Garibay notó en su célebre obra Historia de la literatura nahuatl, el paralelismo, con otros rasgos estilísticos, ha sido el criterio para esta distribución en versos que facilita la comprensión y el disfrute de los cuícatl. Pasando ahora a la existencia de ritmo y medida en estas composiciones, importa señalar que hay dos elementos en los manuscritos, que abren la posibilidad de un acercamiento a estas características. Uno ha sido ya mencionado: las sílabas no-léxicas, de carácter exclamativo. El otro, menos frecuente, se presenta antes de la primera unidad de expresión de un cuícatl o intercalado en las unidades de que consta.
Daré algunos ejemplos de este género de anotación. Veamos el siguiente, tomado de Cantares Mexicanos, fol. 39v.:
Toco tocoti, auh ynic ontlantiuh cuícatl, toco toco
tocoto ticoticotico ticoticoticoti toco toco tocoti.
Tocoto tocoti, y cuando va a terminar el canto, toco toco
tocoto ticoticoticoti toco toco tocoti.
A otra anotación más amplia, en el folio 7 r., del mismo manuscrito, atenderemos ahora. El interés de ella deriva de que establece varias precisiones sobre las sílabas con que, según parece, se marcaba el tono:
Aquí comienzan los cantos que se nombran genuinos huezotzincáyotl. Por medio de ellos se referían los hechos de los señores de Huexotzinco. Se distribuye en tres partes. cantos de señores o de águilas (teuccuícatl, cuauhcuícatl), cantos floridos (xochicuícatl) y cantos de privación (icnocuícatl). Y así se hace resonar al tambor (huéhuetl): una palabra [¿o conjunto de palabras?] se van dejando y la otra palabra [¿o conjunto de palabras?] caen con tres ti, pero bien así se comienza con un solo ti. Y se vuelve a hacer lo mismo hasta que en su interior vuelva a resonar el toque del tambor. Se deja quieta la mano y, cuando va a la mitad, una vez más en su labio se golpea deprisa al tambor.
Ello se verá en la mano de aquel cantor que sabe cómo se hace resonar. Hace poco, una vez este canto se hizo resonar en la casa de don Diego de León, señor de Azcapotzalco. El que hizo resonar fue don Francisco Plácido en el año 1551, en la Natividad de nuestro Señor Jesucristo26. Como ha notado Garibay, es evidente que se trata de indicaciones para medir el ritmo de la música27. El mismo autor admite la posibilidad de que cada una de las mencionadas sílabas pudiera corresponder a una nota, dentro de una escala pentáfona, aceptada por varios investigadores de la música indígena. Según esto, ti correspondería a do octava, qui a la natural; to equivaldría al sol natural; co equivaldría a mi natural. Al decir del mismo Garibay, puede conjeturarse que la do inicial no se notaba. Ello completaría la escala pentáfona a que se ha hecho alusión. Una interpretación distinta se debe a Karl A. Nowotny que identificó en Cantares Mexicanos 758 arreglos diferentes de las mencionadas sílabas en las que entran las consonantes t, c, (qu-) y las vocales i, o28. Consideró que se trata de indicadores de tonos distintos, ascendentes y descendentes. Señaló además que las combinaciones más complejas de dichas sílabas acompañan a algunos cuícatl, cuya fecha de composición se sitúa en el período colonial. Por mi parte recordaré que hay en la amplia obra poética de la célebre Sor Juana Inés de la Cruz (1648-1695) un villancico en el que se incluye una composición suya en nahuatl, descrita por ella misma como un tocotin.
Los mexicanos alegres
también a su usanza salen...
y con las cláusulas tiernas
del mexicano lenguaje,
en un tocotin sonoro
dicen con voces suaves...
Viene luego a cantar en veinticuatro líneas, de las que al menos copio las cuatro primeras:
Tla ya tinohuica,
totlazo Zuapilli
maca ammo, Tonantzin
titechmoilcahuiliz...
Si ya te vas,
amada señora nuestra,
no, Madrecita nuestra,
de nosotros no te olvides...29
Al calificar de tocotin a esta composición suya, alude Sor Juana a las anotaciones con las sílabas to, co, ti, qui, que acompañaban a algunos de los cuícatl de la tradición prehispánica de la temprana época colonial. Al expresar además que se trata de un tocotin sonoro, confirma lo que, por los textos indígenas, conocemos sobre el acompañamiento musical y el canto, expresión de estos poemas. No pudiendo adentrarnos aquí en una comparación de la métrica del tocotin de Sor Juana con la de algunos cuícatl que van precedidos de una anotación semejante, dejamos al menos registrado este interesante testimonio de la gran poetisa del siglo XVII. El tema de los cuícatl estaba relacionado, según parece, con las formas de acompañamiento musical. De los instrumentos que podían emplearse mencionaré las tlapitzalli, flautas; los tecciztli caracoles, tan relacionados con Quetzalcóatl; las chicahuatztli, sonajas, y las omichicahuaztli, sonajas de hueso; las ayotapálcalt, conchas de tortuga, así como una gran variedad de tzitzilli, campanillas, y coyolli, cascabeles. Como han mostrado varios estudiosos de la música prehispánica de Mesoamérica, los recursos de algunos de estos instrumentos eran muy grandes. Es el caso de las tlapitzalli o flautas que dan una escala pentáfona del género do-re-mi-sol-la. Ya hemos visto que Garibay señaló la posibilidad de que cada una de las sílabas o anotaciones to co ti..., pudiera corresponder a una nota dentro de esa escala pentáfona.